Los problemas de la columna vertebral, nervio ciático,
descalcificación, etc., tienen ahora la cura perfecta, sin dolor, fácil y
barata, y al mismo tiempo resuelve las enfermedades por carencia de
magnesio en la alimentación, inclusive la artritis.
Les cuento mi caso:
Estando casi paralítico, 10 años antes de comenzar el tratamiento
(contaba con 61 años de edad), sentía punzadas agudas en la región lumbar (en la columna vertebral). Los médicos afirmaban que mi mal era
incurable; al levantarme de la cama, cada mañana sentía un fuerte dolor
en la columna. Los médicos decían que era causado por el nervio ciático
que presionaba la tercera vértebra; este dolor se hacia sentir también
cuando estaba parado, razón por la cual tuve que trabajar la mayor parte
del tiempo sentado.
Hubo un año en que todo lo hacia sentado,
menos la misa; todo era un tormento y tenía que suspender mis viajes a
causa del dolor. Después de algún tiempo, casi medio año, esperaba
encontrar mejoría. Durante un verano muy seco, empeoré más. Comencé
entonces inclusive a decir misa sentado. Entonces volví a la ciudad de
Florianapolis, en Brasil, buscando un especialista que me atendiera,
tomando nuevas radiografías. Ahora ya no era una sola vértebra, sino que
eran varias las vértebras descalcificadas.
Nada era posible
hacer; las diez aplicaciones de ondas cortas en la columna no detuvieron
el dolor. El dolor era tan intenso que ni siquiera podía dormir
acostado, permaneciendo sentado en la cama hasta casi caer de sueño. Así
descubrí que podía dormir enrollado en la cama en posición fetal, solo
esto daba resultado. Entonces, desengañado por los doctores, apelé a
DIOS: '¿Estas viendo a tu criatura? y no te cuesta nada darme una
solución'. Casualmente fui a un encuentro jesuítico en Puerto Alegre y
el padre Juárez me contó que era fácil la cura de mi problema: con
cloruro de magnesio.
Me mostró escrito en un libro del padre
PUIG, jesuita español, que lo había descubierto curando a su madre, que
en esa época se encontraba en estado avanzado de descalcificación. Y en
broma me dijo: 'Tomándote ésta sal (cloruro de magnesio) sólo vas a
morir si te das un tiro en la cabeza o por algún otro accidente'.
Comencé a tomar una copita por la mañana y otra por la noche; así mismo continué durmiendo enrollado en la cama. Como a los 20 días desperté
estirado en la cama sin sentir ningún dolor, pero si sentía dolor al
caminar Pasaron 40 días, cuando finalmente me levanté todo extrañado:
'¿Será que estoy soñando?' Ya no sentía nada de dolor y hasta conseguí
dar un paseo por la ciudad, recordando los 10 años pasados cargando con
aquel tremendo dolor. Después de otros 10 días, caminé el día entero
sintiendo un pequeño malestar; a los 60 días de estar tomando la misma
dosis, la pierna dolorida estaba igual, o mejor, que la otra. A los 3
meses sentí mayor flexibilidad y a los 10 meses conseguía doblarme como
un deportista. El magnesio arranca el calcio calcificado en los
lugares indebidos y los coloca sólidamente en los huesos y más aún,
consigue normalizar la corriente sanguínea, estabilizando la
presión. El sistema nervioso queda totalmente calmo, sintiendo mayor
lucidez. Las frecuentes punzadas en el hígado desaparecieron; la
próstata que habían dicho a los médicos debería ser operada en la
primera oportunidad, ya no me incomoda. Pero el efecto más importante es
el estado de ánimo, al punto que muchas personas me preguntaban: '¿Qué
está pasando contigo, estás más joven?' Y yo contesto: 'Es verdad, me
retornó la alegría de vivir'. Por eso me siento obligado a repartir esta
solución que me vino de Dios. Centenares de personas se han curado de
estos males: columna, artritis, nervios, etc. Así que manda copias de
este artículo a otras personas que lo puedan necesitar.
Modo de prepararlo:
Disolver en una jarra de vidrio 30 gramos de cloruro de magnesio, en un
litro de agua hervida, fría. Mezclar bien con cuchara de madera. No
utilizar elementos plásticos ni metálicos. Es importante que el cloruro
de magnesio lo adquiera en grado farmacéutico, con alguna marca que
certifique su calidad y nunca en una bolsa común y sin nombre por los
riesgos que esto representa.
Dosis recomendada:
una copita de licor, teniendo en cuenta la edad y los padecimientos:
De los 40 a los 55 años: Media dosis
De los 56 a los 70 años: Una dosis por la mañana
De los 71 en adelante: Una dosis por la mañana y otra por la noche.
Importante:
Para las personas que viven en la ciudad, con alimentación de baja
calidad, con productos enlatados y abundantes en químicos, deben consumir un poco más (dosis doble); para las personas del campo la dosis es menor.
Importancia del Cloruro de Magnesio:
El magnesio produce equilibrio mineral, reanima los órganos de las
funciones vitales (glándulas), activa los riñones para eliminar el ácido úrico; en la artritis, descalcifica la membrana de las
articulaciones; ataca la esclerosis calcificada, evitando infartos;
purificando la sangre, vitaliza el cerebro; devuelve y conserva la
juventud hasta avanzada edad.
El magnesio es, de todos los
minerales, el más indispensable, especialmente después de los 40 años,
cuando el organismo comienza a absorber cada vez menos magnesio de
la alimentación, provocando, vejez y enfermedades. Por eso debe ser
tomado de acuerdo a la edad.
El magnesio no crea hábito, pero el
dejar de consumirlo, pierde uno su protección. Una persona no
conseguirá escapar de todos los males simplemente por tomar magnesio,
pero al consumirlo hará que todo sea más saludable.
El magnesio
no es un remedio, es un alimento sin ninguna contraindicación y
compatible con cualquier medicamento en simultáneo. Tomarlo para una
enfermedad determinada, equivale a reordenar todo el organismo,
consiguiendo, de ésta forma, una cura integral.
Principales aplicaciones:
Nutre, disminuye el agotamiento intelectual, elastiza las arterias,
cura la artrosis, elimina la atrofia muscular, remedia el desequilibrio
mineral, modera los desórdenes digestivos e intestinales, alivia la
fatiga, previene problemas de próstata, es laxante y tonificante.
Indicaciones:
Columna, nervio ciático, calcificación, sordera por calcificación.
Dosis: tres dosis (mañana, tarde, noche). Una vez obtenida la cura,
abandonar su toma para evitar, en forma preventiva, el retorno de la
enfermedad.
Artritis: El ácido úrico se deposita en las
articulaciones del cuerpo, especialmente en los dedos, que se hinchan;
esto es porque los riñones están fallando por falta de magnesio (revisar
los riñones, por si acaso existen problemas mayores). Dosis: una dosis
por la mañana; si en 20 días no siente mejoría, entonces tome una dosis
por la mañana y otra por la noche. Después de curado, continuar con la dosis preventiva (una dosis por la mañana).
Próstata: Un anciano ya no conseguía orinar; en la víspera de la
operación le dieron 3 copitas e inmediatamente comenzó la mejoría; después de una semana estaba totalmente curado sin necesidad de cirugía.
Hay casos en que la próstata vuelve a su total normalidad.
Dosis: dos copitas por la mañana, dos por la tarde y dos por la noche. Al conseguir mejoría, tomar sólo la dosis preventiva.
Achaques de la vejez: Rigidez, calambres, temblores, arterias duras,
pérdida de memoria y falta de actividad mental. Dosis: una dosis por la
mañana, una por la tarde y otra por la noche
Cáncer: Todos
tenemos cáncer en grado moderado; consiste en algunas células
malformadas por causa de algunas sustancias o por presencia de
partículas tóxicas. Estas células no son compatibles con las células
sanas.
El magnesio consigue combatir las células cancerosas,
vitalizando las células sanas. Cuando el cáncer comienza a extenderse
lentamente, no causa dolor que nos ponga alerta, hasta que aparece el
tumor. Cuando la enfermedad está muy avanzada, el magnesio apenas puede
frenar un poco el avance del cáncer, pero ya no curar. El magnesio es
un eficaz preventivo contra el cáncer de las mamas y de la matriz, así
como en la próstata.
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