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domingo, 4 de abril de 2021

¿Cómo eran mis domingos en Caracas?

Los domingos Caraqueños tenían un matiz particular mi mamá no cocinaba, por una extraña razón aún desconocida por la ciencia, se colocaba música clásica en los tocadiscos, había flojera en el ambiente y era el día de sellar el cuadro de 5 y 6, costumbre que se extendió más allá de mi niñez, aunque nunca fui un gran aficionado hípico.




Un caraqueño promedio conocía bastante de traqueos, haras, linajes y demás hierbas de la ciencia de jugar caballos gracias a esa biblia del hipismo llamada la Gaceta Hípica. No había un rincón de la capital donde no funcionara un remate de caballos y desde 1953 esa afición estaba documentada en el famoso semanario.

Aquel día del año 1991 me encontraba yo en el barrio Carapita, visitando a mis cuñados y nada como un domingo en un barrio para vivir la emoción de las carreas de caballos. Con una banda sonora de Salsa cabilla, el séptimo día de la semana transcurría entre rondas infinitas de cerveza y la montaña rusa emocional de ganar o perder en cada carrera que se desarrollaba en el Hipódromo La Rinconada y se vivía con una emoción única a través de la transmisión radial.

Esa tarde en particular yo había ganado y perdido en iguales proporciones y buscaba un desquite, los 2 hermanos de mi esposa para esa época me solicitaron que fuera yo al remate y jugara un caballo llamado Remozado que era el primer favorito de Gaceta Hípica, al estar frente a la persona que recibía la jugada cambié repentinamente la señal y aposté toda mi quincena a un caballo con buen prospecto pero sin ningún chance de ganar según la Gaceta. Al llegar a casa sólo yo conocía que el destino financiero de mis próximos 15 días estaba apostado en un pura sangre llamado Bross Mario.

La voz de Héctor Lavoe interpretando el tema Hacha y Machete es silenciada repentinamente porque va a comenzar la quinta carrera válida para el juego de 5 y 6:
- Pásame una polarcita y súbele el volumen a la radio
Apuro más de lo normal la cerveza intentando en vano calmar mis nervios.
“Arrancan los competidores en esta quinta válida y sale de primero el ejemplar Remozado cumpliendo su labor de primer favorito de gaceta hípica”, así la voz de Gustavo Ríos “El jinete del Aire” da inicio a la carrea de caballos más larga e infartante que escuché en mi vida, al describir las posiciones en que partieron los caballos un tenebroso frío recorrió mi espina dorsal al escuchar que “últimoooooo se encuentra el caballo Bross Mario”.
- Dame acá un trago de ron que esas cervezas están calientes. E ingiero de manera azarosa unos 180 decilitros de ron Cacique, empinando la botella de pecho cuadrao directamente en mi boca.

Un cuarto de la pista había sido recorrido por el batallón equino y mis esperanzas de triunfo se desvanecían ya que en la pelea por los primeros lugares no figuraba el caballo que se había llevado mi quincena. En el momento cuando me disponía a construir una justificación para la ausencia de dinero, la suerte da un giro radical y sobre las 4 extremidades de un caballo galopa mi buena fortuna.

La sala queda en un silencio sepulcral cuando con una emoción desgarradora Gustavo Ríos narra de manera magistral los últimos segundos de la carrera: “No es superman que viene volando por la baranda exterior, es Bross Mario que arrolla y empareja al grupo, es Bross Mario que con toda la fuerza ciclónica del hara los Cocotío se les escapa y pasa al tercer lugar, señores es Bross Mario que alcanza el segundo lugar y va a la caza de Remozado”, en este momento mi corazón bombeaba más fuerte que el de un pura sangre árabe y se debatía entre un infarto o la sobredosis de endorfina que recorría mi torrente sanguíneo, escuchaba la carrera como con un eco y veía a todos a mi alrededor en cámara lenta con la gaceta y una cerveza negra en una mano y en la otra haciendo el tradicional gesto de “ligar” sonando el dedo índice contra el medio y el pulgar aupando al ejemplar Remozado, mientras que yo en silencio escuchaba la realización de un milagro: “Increibleeee se escapa Bross Mario en la recta final y saca un cuerpo de ventaja, no hay nada que hacer paguen a los portadores de sus cuadros sellados, en la quinta válida les gana sorprendentemente el ejemplar Bross Mariooooooo”.

En estado de shock yo aún no había asimilado muy bien lo ocurrido, 9 segundos después mi mente decodificó los hechos y doy un salto de emoción y euforia. Los presentes me miran extrañados y mi cuñado me pregunta, ¿Qué te pasó?... Yo sudando y enrojecido de la emoción respondo: más nunca vuelvo a jugar caballos.



Fuente: Facebook Miguel Marrero

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